Misión: localizar el pecio del Santo Cristo de Maracaibo.
La Armada iniciará el próximo verano la búsqueda del mítico galeón de la flota de Indias que se hundió el 5 de noviembre de 1702 frente a Cíes, supuestamente, con una valiosa carga de oro. Dos buques realizarán esta misión: el cazaminas M31-Segura y el Neptuno, ambos provistos de sofisticados equipos de rastreo y tripulantes expertos en este campo. Los ministerios de Defensa y de Cultura asumirán el coste de la operación a través de un convenio de una partida inicial de 250.000 euros. El Gobierno quiere así evitar episodios como el expolio de la empresa Odyssey en Gibraltar. Y como primera medida de prevención, acordó prohibir cualquier trabajo subacuático en el ámbito de Cíes.
El rastreo del pecio del Santo Cristo de Maracaibo forma parte de un plan ambicioso cuyo resultado final será la elaboración de una cata arqueológica de los fondos de soberanía española (la franja comprendida a 24 millas de la costa). La Armada comenzará la elaboración de esta cartografía patrimonial, además de por el galeón de Cíes, también en la bahía de Cádiz, donde yace el pecio del Reina Regente. Este crucero regresaba de una última misión en Tánger cuando naufragó, el 9 de marzo de 1895, por las embestidas de un temporal. A bordo viajaban 410 marineros.
¿Pero por qué el Santo Cristo ha sido seleccionado para estas primeras expediciones? "Es un barco muy interesante y ya hemos visto merodeando por esa zona a varias empresas [cazatesoros]", responde el almirante Gonzalo Rodríguez González-Aller, director del Órgano de Historia y Cultura Naval del Ministerio de Defensa.
No parece exagerada la suspicacia de este departamento con los trabajos de determinadas compañías fuera de Cíes. El último episodio que activó las alarmas lo protagonizó Subsea Resources, enviando al barco John Letbridge a la búsqueda del cobre de un mercante moderno sumergido también frente a Cíes, pero que al final fue detectado navegando donde se cree está el Santo Cristo. Ese mismo buque había operado con anterioridad con el nombre de Ocean Boomer bajo la dirección de la norteamericana Odyssey. "Hay que extremar las precauciones. No queremos otro caso como el Odyssey", argumenta González-Aller.
Oficialmente no hay constancia de la ubicación del legendario galeón, del que algunos historiadores aseguran que llevaba en sus bodegas 900 toneladas de oro. Los únicos datos disponibles sobre su paradero figuran en el diario de bitácora de John Baker, capitán del Montmouth. Este navío inglés de 66 cañones apresó el Santo Cristo en plena batalla de Rande. Su intención era remolcarlo hasta Inglaterra, "pero saliendo del puerto de Vigo, chocó contra una roca y se despanzurró de tal forma que el agua penetró hasta el puente inferior", declaró Baker en el consejo de guerra que sufrió tras el suceso.
"Primero tenemos que saber dónde se encuentra", insiste desde Defensa. Y nada parece indicar que esté sumergido junto a los bajos de Cíes con los que chocó, conocidos como Os Castro de Agoreiro. Las numerosas y fallidas misiones, algunas demasiado aventureras, descartaron la existencia del pecio en esos fondos próximos a la costa. La teoría más solvente sitúa el casco a una profundidad de unos 500 metros. Esto supone que el rastreo de la Armada abarcará un amplio perímetro, desde Baiona hasta Sálvora, y entre la franja de 24 millas.
Fuente: Faro de Vigo. A. Otero
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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