Cada Open 60, lleva 1.400 metros de cabos y se necesitan 30 maniobras y casi tres cuartos de hora en cambiar de bordo (si no hay temporal).
La vela mayor pesa 115 kilos y el génova, 60. Hay que ser fuerte como un toro para maniobrar esas velas. Si puede, observe las manos de un navegante solitario: son cortas, recias y duras y aprietan como tenazas.
Los barcos miden 60 pies (18,28 metros), tienen casi 6 metros de anchura y calan 4,50 metros.
Están hechos en fibra y carbono y pesan unos 10.000 kilos de los que casi 4.000 corresponden al plomo del bulbo.
El palo mayor mide 30 metros.
Desde hace una decena de años, la orza (la pala que se hunde en el agua y hace de contrapeso del barco) puede moverse a una banda y a otra para reducir la escora y aumentar la velocidad del velero. Eso obliga al patrón a vaciar, primero, y a llenar después los depósitos de lastre que lleva a cada banda y que sirven para equilibrarlo. 5.000 kilos de lado a lado.
Y cada vez que dan una bordada, los patrones tienen también que cambiar los pesos de una banda a otra, desplazar las velas (código 0, spís, trinqueta... casi 1 tonelada), los bidones de comida, el agua... Todo para ganar una décima de nudo porque la velocidad es lo que cuenta.
Cuando surfean las olas gigantes del Pacífico Sur, en las cercanías de la Antártida, rebasan los 25 nudos y alguno ha llegado a puntear máximas de 30. Una locura.
La sexta edición de la Vendée Globe que comienza hoy en la localidad francesa de Les Sables d'Olonne bate récords. De presupuesto, con 7,6 millones de euros. Y de participación. Nada menos que 30 patrones y barcos. 20 de ellos han sido diseñados y construidos para la prueba. De los 30 patrones, 14 han participado ya en la Vendée Globe y 2 de ellos (Desjoyeaux y Riou) la han ganado. Se estima que acabarán dos de cada tres.
13 marinos (entre ellos, Unai Basurko) no son franceses en una prueba creada por ellos y que nuestros vecinos han convertido en una cuestión nacional. Y 2 (Dee Cafari y Samantha Davies) son mujeres, algo que no sucedía desde la edición 96/97 cuando tomaron la salida Catherine Chabaud (sexta clasificada con 140 días) e Isabelle Autissier, llamada la 'reina del Atlántico', y que debió retirarse.
En las dos últimas ediciones ha reinado cierta 'bonanza' meteorológica. En 2000/2001 de los 20 inscritos lograron acabar 15. En la pasada regata finalizaron 13 de los 20 participantes.
El primero, Vincent Riou, empleó 81 días en completar las teóricas 22.000 millas náuticas de la circunnavegación a la Antártida, que eso, y no otra cosa, es la regata. La última de ese año, Karen Leibovici, tardó 126 días.
En esta edición, y para 'limitar' los riesgos de navegar en los mares australes, la organización ha limitado el descenso hacia las latitudes del Sur y ha creado dos puntos de paso suplementarios. Se pretende que los veleros estén siempre en el radio de acción de los rescatadores de Australia y Nueva Zelanda y que eviten la zona de deriva de los icebergs.
Todo apunta a que, de darse buenas condiciones en la bajada del Atlántico, el ganador de la Vendée podría regresar a Les Sables en menos de 80 días, como en la novela de Julio Verne.
El barco de Vincent Riou (el nuevo PRB) anda ¡dos nudos más rápido! en ceñida y en través que su predecesor. Si Lamazou ganó en el 93 con 109 días a una media de 9,49 nudos; Riou empleó apenas 87 en 2005 porque 'voló' a 11,28 nudos de media. Para hoy los pronósticos anuncian lluvia, vientos de 40 nudos y olas de 3,5 metros.
¿Quién ganará? En teoría cualquiera, porque nadie está libre de sufrir un percance o una avería. Pero hay un trío de favoritos. Uno, Michel Desjoyeaux, con su Foncia, diseñado por Bruce Farr en carbono-Nomex con el que ganó en 2007 la regata Jacques Vabre. Dos, Loïck Peyron, con el Gitana Eigthy, barco gemelo al de Desjoyeaux y vencedor de la Transat inglesa. El tercero sería Vincent Riou. Su PRB ha salido también de la misma mesa de diseño que sus dos competidores. Riou ha ganado la Rolex Fastnet y la Calais Round Britain Race.
Hay otro grupo de claros aspirantes. Por un lado, el suizo Bernard Stamm y el inglés Mike Golding, viejos conocidos de la afición vasca tras su participación en la Velux 5 Oceans que zarpó de Bilbao. Por otro, Jean Le Camm, Roland Jourdain, Jean-Pierre Dick, Dominique Wavre y Mike Guillemot. Todos con veleros de última generación y contrastados. Alex Thomson, Jeremie Beyou, Yann Eliès y Kiko de Pavant tendrían también ciertas posibilidades.
Las mejoras
¿Unai Basurko? El navegante de Portugalete ya ha dejado claro que su misión es acabar su primera vuelta al mundo sin escalas. El 'Pakea Bizkaia' es fiable, con 70.000 millas en las cuadernas, pero de otra generación para lo que se ve en Port-Olonna. Sus tres millones de euros de presupuesto no son gran cosa en este mundo de alta tecnología y donde, como ejemplo, Roland Jourdain destina dos millones de euros al año a su proyecto. Y Jourdain tiene un presupuesto de los medianos. La posición natural de Basurko estará entre el pelotón de cola.
Si han visto alguna vez el 'Pakea Bizkaia', botado en septiembre de 2005 y 'tuneado' y mejorado este año, y lo comparan con los barcos de última generación repararán en un puñado de diferencias. Además de los diseños de las líneas de agua, los nuevos veleros de Farr presentan unos bigotes (strakes) en las bandas. Los mástiles son casi 5 metros más largos y llegan a los 30 metros, lo que les permite izar velas mayores, nada menos que 300 metros cuadrados en ceñida y 620 en portantes. Varios de los nuevos diseños usan mástiles ala, capaces de orientarse en función del viento. En algunos desaparecen las crucetas y vuelve el aparejo Parlier, esa especie de botalones laterales que asumen la tensión del palo en lugar de los obenques.
Las cabinas, que protegen al patrón de los golpes de mar, presentan la novedad de que son correderas. El solitario puede sentarse bajo el blindaje de su protección y patronear con seguridad. Excepto los competidores británicos (amantes de las ruedas), los Open 60 en regata se gobiernan con caña. El Paprec-Virbac 2 y el Gitana presentan un 'trim tab', un ingenio que permite modificar la geometría en popa del barco para impedir que hunda el morro en las empopadas y que reduce la superficie mojada en las brisas...
Pero, al final, todos esos ingenios dependen de la pericia, de la voluntad y de la resistencia de un hombre. Las cámaras que llevan a bordo nos permitirán seguir sus peripecias, sus triunfos y sus desdichas a lo largo del planeta. Van a ser tres meses apasionantes.
Saludos, buenos vientos y buena proa........
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