Fuji-Servetto, nuevo nombre para el ex-equipo Saunier Duval
Con la esperanza de que los grandes organizadores les permitan sobrevivir y no les hagan pagar por los errores ajenos, en concreto el de los italianos Riccardo Riccò y Leonardo Piepoli, que dieron positivo en el Tour provocando con su acción el abandono de todo el Saunier Duval, los corredores del Fuji-Servetto están dando las primeras pedaladas del año sin saber muy bien a qué atenerse, porque no saben si deben empezar fuerte o, por el contrario, reservar fuerzas para los compromisos importantes de la temporada.
La pregunta que todos se hacen es la siguiente: ¿nos dejarán participar en la Vuelta, el Giro y el Tour? Si fuera así, es obvio que tendrían que guardar fuerzas para entonces, pero en caso contrario no deberían dejar pasar las oportunidades que, a partir de ahora, se les presenten. El problema es que nada saben de su futuro y del futuro del equipo, al que los grandes organizadores, en especial los de la ronda gala, podrían pasar factura por el daño hecho a su imagen. En ese caso, que confiemos no se llegue a producir, pagarían justos por pecadores, pero como el ciclismo se ha convertido en los últimos tiempos en el deporte más injusto e insolidario del mundo, todo puede suceder.
Bajo la dirección de Sabino Angoitia, en el argentino Tour de San Luis el Fuji-Servetto intenta dar la sensación de tranquilidad y normalidad. Han estrenado la nueva indumentaria y las nuevas bicicletas con la intención de que cuanto antes se olvide el amarillo del Saunier Duval y el mal sabor de boca que éste dejó. Y así, en ausencia de Héctor González, que tuvo que abandonar el primer día con una fractura de clavícula (ya ha sido operado en España con éxito), la consecuencia de una caída, Alberto Benítez, David de la Fuente, Beñat Intxausti, Jesús del Nero y Ricardo Serrano luchan estos días por destacar, obtener una victoria (no sería la primera de la nueva formación porque William Walker ya estrenó al equipo en la tercera etapa del Jayco Bay Classic) y no volverse de vacío, aunque como el invierno no ha sido fácil para ninguno por la incertidumbre de futuro, la condición, sin ser mala, aún no es óptima. Además, está la eterna duda: ¿hay que apretar o conviene esperar?
La respuesta, probablemente, la tengan en los primeros días de febrero, cuando el equipo tiene previsto concentrarse en Italia unos días antes de la su presentación oficial. Entonces quizá sepan algo más. Mientras tanto, la directrices en el equipo no las marcan ni Matxin ni Gianetti, sino el italiano Alvaro Crespi, nuevo mánager general del Fuji-Servetto y quien ya ejerciera esta labor en el Mapei. Y Crespi ha decidido que, para que nadie tenga dudas sobre los resultados obtenidos, todos los corredores tienen que someterse, además de a los controles de la Wada, la UCI y los distintos estamentos nacionales involucrados en la lucha antidopaje, a la supervisión del centro Mapei Sport que dirige Aldo Sassi, el mismo que vela por la pulcritud de Basso.
Después de expulsar a Riccò y Piepoli, tras autoexcluirse Gianetti de los puestos de responsabilidad y con la garantía que sobre los resultados del equipo da ahora el centro Mapei Sport, no tendría sentido que los grandes organizadores dejaran de contar con el Fuji-Servetto. Por el momento, afortunadamente, ni en el Tour Down Under ni en el Tour de San Luis están teniendo problemas, por algo siguen conservando la etiqueta de 'ProTeam'.
Con la esperanza de que los grandes organizadores les permitan sobrevivir y no les hagan pagar por los errores ajenos, en concreto el de los italianos Riccardo Riccò y Leonardo Piepoli, que dieron positivo en el Tour provocando con su acción el abandono de todo el Saunier Duval, los corredores del Fuji-Servetto están dando las primeras pedaladas del año sin saber muy bien a qué atenerse, porque no saben si deben empezar fuerte o, por el contrario, reservar fuerzas para los compromisos importantes de la temporada.
La pregunta que todos se hacen es la siguiente: ¿nos dejarán participar en la Vuelta, el Giro y el Tour? Si fuera así, es obvio que tendrían que guardar fuerzas para entonces, pero en caso contrario no deberían dejar pasar las oportunidades que, a partir de ahora, se les presenten. El problema es que nada saben de su futuro y del futuro del equipo, al que los grandes organizadores, en especial los de la ronda gala, podrían pasar factura por el daño hecho a su imagen. En ese caso, que confiemos no se llegue a producir, pagarían justos por pecadores, pero como el ciclismo se ha convertido en los últimos tiempos en el deporte más injusto e insolidario del mundo, todo puede suceder.
Bajo la dirección de Sabino Angoitia, en el argentino Tour de San Luis el Fuji-Servetto intenta dar la sensación de tranquilidad y normalidad. Han estrenado la nueva indumentaria y las nuevas bicicletas con la intención de que cuanto antes se olvide el amarillo del Saunier Duval y el mal sabor de boca que éste dejó. Y así, en ausencia de Héctor González, que tuvo que abandonar el primer día con una fractura de clavícula (ya ha sido operado en España con éxito), la consecuencia de una caída, Alberto Benítez, David de la Fuente, Beñat Intxausti, Jesús del Nero y Ricardo Serrano luchan estos días por destacar, obtener una victoria (no sería la primera de la nueva formación porque William Walker ya estrenó al equipo en la tercera etapa del Jayco Bay Classic) y no volverse de vacío, aunque como el invierno no ha sido fácil para ninguno por la incertidumbre de futuro, la condición, sin ser mala, aún no es óptima. Además, está la eterna duda: ¿hay que apretar o conviene esperar?
La respuesta, probablemente, la tengan en los primeros días de febrero, cuando el equipo tiene previsto concentrarse en Italia unos días antes de la su presentación oficial. Entonces quizá sepan algo más. Mientras tanto, la directrices en el equipo no las marcan ni Matxin ni Gianetti, sino el italiano Alvaro Crespi, nuevo mánager general del Fuji-Servetto y quien ya ejerciera esta labor en el Mapei. Y Crespi ha decidido que, para que nadie tenga dudas sobre los resultados obtenidos, todos los corredores tienen que someterse, además de a los controles de la Wada, la UCI y los distintos estamentos nacionales involucrados en la lucha antidopaje, a la supervisión del centro Mapei Sport que dirige Aldo Sassi, el mismo que vela por la pulcritud de Basso.
Después de expulsar a Riccò y Piepoli, tras autoexcluirse Gianetti de los puestos de responsabilidad y con la garantía que sobre los resultados del equipo da ahora el centro Mapei Sport, no tendría sentido que los grandes organizadores dejaran de contar con el Fuji-Servetto. Por el momento, afortunadamente, ni en el Tour Down Under ni en el Tour de San Luis están teniendo problemas, por algo siguen conservando la etiqueta de 'ProTeam'.
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Saludos y buenos vientos
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