Sastre logró su segunda victoria en este Giro y se colocó cuarto en la general deminada por Menchov.
Carlos Sastre logró su segunda victoria en el Giro de Italia al imponerse en la decimonovena etapa que transcurría entre Avellino y Vesubio sobre un recorrido de 164 kilómetros. El madrileño atacó en el último puerto y llegó en solitario reduciendo distancias con los favoritos y colocándose cuarto. Menchov aguantó las embestidas y continúa como líder de la general. [perfil de la etapa]
El madrileño del Cervélo volvió a demostrar a lomos de una bicicleta que es un grandísimo ciclista. Carlos Sastre sabía que la etapa de hoy era su última oportunidad de aspirar al podio del Giro y eso implicaba atacar en el Vesubio, el puerto donde terminaba la etapa. Y así lo hizo. Sin embargo, su excelente victoria de etapa no le será del todo satisfactoria porque, aún colocándose cuarto, tiene muy difícil subirse al tercer cajón en Roma.
La jornada de hoy constaba de un recorrido más bien tranquilo que se complicaría al final. El pelotón y los hombres importantes lo sabían y por eso dejaron hacer a Mauro Facci y Yuriy Krivtsov, que se escapaban en el kilómetro 16 conscientes de la dificultad de su osadía.
Ambos coronaron sin problemas el puerto del Pico Sant'Angelo, de tercera categoría, mientras la diferencia con el grueso se mantenía entorno a los tres minutos. Pero el pelotón se puso el mono de obra y comenzó a trabajar para aspirar a una victoria de etapa con Di Luca, que corría en su terreno y que debía gastar sus útlimas balas.
Justo antes de comenzar la ascensión al Vesubio, los dos escapados eran neutralizados y empezaba entonces el espectáculo. Tras los amagos de Agnoli y Tiralongo, era el turno de los pesos pesados. Garzelli fue el primero en avisar y fue bien seguido por Basso. El italiano del Liquigas consiguió marcharse en solitario mientras Di Luca iniciaba su serie de ataques a Menchov.
Pero, a falta de seis kilómetros para el final, Carlos Sastre empezaba uno de sus largos ataques para después dar caza a Basso. La situación de carrera presentaba entonces a Simoni y a Arroyo por detrás de la cabeza y más atrás el resto de favoritos.
El madrileño volvió a hilar fino
Dos kilómetros más tarde, Sastre le asestaba una puñalada a Basso y se iba solo a la aventura. Por detrás, Di Luca seguía con su particular guerra contra Menchov, que aguantaba a la perfección todos los 'balazos' del 'killer' italiano. Otro que se unió al combate era Pellizotti, que se resistía a perder su puesto en el podio y se lanzó en solitario para rebajar la diferencia con Sastre.
El italiano nautralizaba a Basso y más tarde le dejaba atrás consciente de que Di Luca venía como una moto. Pero ya era tarde. Sastre hilaba fino por segunda vez en este Giro después de conquistar el Monte Petrano y se hacía con una nueva victoria de etapa que le colocaba cuarto en la general. Pellizotti llegaba a 20 segundos, con lo que el sueño del madrileño de meterse en el podio se quemaba en el Vesubio.
Por delante queda una etapa muy tranquila como la de mañana entre Nápoles y Anagni sobre un recorrido de 203 kilómetros. Pero lo importante está el domingo con la crono en Roma donde Sastre debería hacer la crono de su vida para rebajar la diferencia de un minuto que tiene con Pellizotti. Menchov, por su parte, ya acaricia el título.
Clasificaciones
Clasificación oficiosa de la etapa:
1. Carlos Sastre (ESP/Cervélo Test Team) - 4:33:23 (-20 bonif.)
2. Franco Pellizotti (ITA/Liquigas) a 0:21 (-12 bonif.)
3. Danilo Di Luca (ITA/LPR-Farnese) a 0:30 (-8 bonif.)
4. Denis Menchov (RUS/Rabobank) - m.t.
5. Ivan Basso (ITA/LPR-Farnese) a 0:35.
Clasificación oficiosa de la general:
1. Denis Menchov (RUS/Rabobank) - 81:13:55.
2. Danilo Di Luca (ITA/LPR-Farnese) a 0:18.
3. Franco Pellizotti (ITA/Liquigas) a 1:39.
4. Carlos Sastre (ESP/Cervélo Test Team) a 2:40
5. Ivan Basso (ITA/LPR-Farnese) a 3:33.
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Saludos y buenos vientos
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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