Lo que siempre quisiste saber y nunca te atreviste a preguntar de la Volvo Ocean Race contado en primera persona por tripulantes del equipo Telefónica y el resto de equipos
Día tranquilo en los pantalanes del puerto de Galway, donde los barcos Telefónica estarán hasta el próximo sábado cuando partan hacia Marstrand en Suecia para completar las 950 millas de la octava etapa de la Vuelta al Mundo.
Tranquilidad relativa en las bases pero muchas preguntas han surgido esta soleada mañana de lunes, día festivo en Irlanda, frente al escenario principal del Race Village. Reunidos en él, 11 de los 88 regatistas que compiten en la regata y entre ellos tres representantes del equipo Telefónica, encabezados por el campeón olímpico Íker Martínez –patrón del “Telefónica azul”-, Tom Addis –navegante- y su homólogo en el “Telefónica negro” Roger Nilson.
Ante un público ansioso de respuestas comenzaba una interesante ronda de preguntas que duró más de una hora y en la que más de una ocasión hubo risas y caras de sorpresa.
¿Cómo y cuándo se empieza a navegar?
Si algo parece común entre los regatistas, es que la mayoría comienzan a navegar muy pronto, alrededor de los siete años, y de mano de sus padres o abuelos, como explicaban Íker, Tom y Roger. A partir de ahí para casi todos llega el Optimist…
¿De verdad que el tripulante de comunicación no ayuda en la navegación?
Sin duda, el trabajo del tripulante de comunicación no es fácil, como decía Tom respecto a la labor que Gabri Olivo realiza en el “Telefónica azul”. “Para Gabri, un regatista y una persona muy activa, tiene que ser muy difícil estar en un barco que nueve meses dando la Vuelta al Mundo y no poder echar una mano a nada en términos de navegación”. Y efectivamente, en más de una ocasión hemos oído de boca del italiano afirmar que eso es lo más duro.
¿Y cómo se cocina?
La comida fue una vez más uno de los temas estrella y Tom era el encargado de explicar cómo cocinan: “Básicamente consiste en hervir agua y añadir la comida liofilizada que llevamos. Si cierras los ojos y no la miras, está bien”, bromeaba.
Otros productos van a bordo, como snacks o alguna que otra chocolatina. Y como no podía ser menos, en los barcos españoles Telefónica un buen jamón de jabugo y un buen aceite de oliva.
¿Cuál ha sido el momento más complicado vivido a bordo?
Íker lo tiene claro. Muchos son los momentos complicados que se viven durante la Vuelta al Mundo pero “probablemente cuando rompes algo y piensas que puedes perder el control, es de lo más difícil”, respondía. “No obstante, llevamos muchos meses navegando en estos barcos y tenemos confianza en ellos”.
Pero siempre se fuerza por obtener una respuesta… “Creo que para nosotros la etapa más complicada fue la primera, con grandes olas y viento de popa en el que no podíamos controlar el barco. Fueron momentos complicados”.
¿Y la etapa más dura?
Como siempre, “difícil escoger una”, respondía Íker. Muy al contrario de lo que la gente puede pensar, en opinión del bimedallista olímpico vasco “no siempre la etapa más larga es la más difícil”. Imposible olvidar las millas entre Singapur y China, en la que prácticamente todos los barcos sufrieron alguna rotura y en la que dos de ellos tuvieron incluso que retirarse de la etapa. “Fue muy dura, con una tormenta muy fuerte y teniendo que tener cada segundo mucho cuidado para no romper nada”, decía Íker.
¿Cómo hacen para ver en la oscuridad de la noche?
Cómo no, preguntas también más que curiosas… Esta vez de mano de un niño de unos siete años… “¿Cómo veis por la noche?”.
“Simplemente, no vemos,”, fue la respuesta de uno de los suecos, a la que rápidamente el héroe local Ian Walker, patrón del Green Dragon, añadía a modo de consejo hacia los más pequeños del público: “O comer mucha zanahoria, es fantástico para la vista”.
¿El puesto más difícil en el barco?
Unanimidad: físicamente, la proa. Para Roger, navegante del “Telefónica negro”, “Físicamente, el trabajo que se realiza en la parte de delante del barco es la más dura y peligrosa”.
“A veces los ves en la proa y soplas porque viene de repente una ola enorme y desaparecen completamente bajo el agua”, añadía Íker. “En cualquier caso, todo el mundo trabaja para hacerlo lo mejor posible en su puesto”.
Pero por otro lado, mentalmente el trabajo más duro sea con más probabilidad el del patrón y navegante, siempre bajo una gran presión y estrés para decidir a dónde ir, como lidiar la tripulación, qué decisiones tácticas tomar y cómo navegar lo más rápido posible manteniendo la tripulación sana y salva.
¿Dónde está vuestra familia?
Una cuestión muy importante para todos los regatistas de la Vuelta al Mundo, aunque con diferentes versiones a la hora de abordar la situación: los hijos y esposa que viajan a todas las paradas, los que se quedan en casa… Pero Tom lo tiene claro: “Si mi familia no pudiese estar conmigo, no haría la regata. Es muy importante para mí”.
¿Hay piloto automático?
La mirada del presentador buscaba a uno de los once regatistas presentes que acumule muchas horas a la caña, y el micro pronto estuvo en manos de Íker Martínez: “No está permitido tener el piloto automático pero muchas veces cuando vamos conduciendo nos sentimos como un piloto automático. En otras regatas como las de solitario o a dos, sí está permitido, pero no en esta regata…”.
Y más preguntas y preguntas… ¿Hay médicos a bordo? ¿Os lleváis vuestra base a todos los países? ¿Cómo son de grandes los barcos? Y como no, no podía faltar la pregunta indiscreta que siempre queda sin respuesta... ¿Cuánto ganáis al mes? Sin duda, mucho menos que un futbolista…
Saludos y buenos vientos....
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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