El velero Mirabaud de Dominique Wavre y Michèle Paret, bautizado por Ainhoa Arteta.
Numerosos seguidores del tándem franco-suizo y de la soprano vasca asisten al simbólico evento en el pantalán VIP de la Barcelona World Race.
A dos semanas de la salida de la Barcelona World Race, el velero de Dominique Wavre y Michèle Paret ha sido bautizado oficialmente en la tarde del sábado con el nombre Mirabaud por la soprano vasca Ainhoa Arteta.
Mirabaud & Cie, banquiers privés, apoya la vela de alta competición al más alto nivel desde 2005. El banco respalda la música clásica desde 2003, concretamente mediante su apoyo al festival de música de cámara de Lauenen, los “Conciertos Mirabaud” y la London Philharmonia Orchestra. Tal y como explica Antonio Palma, Asociado y Consejero Delegado de Mirabaud, “Este bautizo nos permite aunar estos dos polos de gran interés para Mirabaud. Estamos encantados y orgullosos del apoyo prestado por Ainhoa Arteta y esperamos que traiga suerte a nuestro equipo”.
Ainhoa Arteta estudió en el Conservatorio de San Sebastián y continuó con su formación en el Actors Studio de Nueva York. Debutó en la Ópera de Palm Beach, Florida, antes de convertirse en una de las grandes cantantes de ópera del panorama actual. “Gracias a mi trabajo tengo la posibilidad de vivir momentos excepcionales y de conocer a gente extraordinaria como Dominique Wavre y Michèle Paret”, declaró Ainhoa Arteta: “Deseo la mejor de las suertes al Mirabaud en esta aventura formidable”.
El velero Mirabaud tomará la salida de esta vuelta al mundo a dos y sin escalas el próximo 31 de diciembre. Tras un largo periodo de trabajo y de puesta a punto, Dominique Wavre y Michèle Paret están listos. “Éste es un gran momento para nosotros”, declaró Dominique. “Nos sentimos muy orgullosos del respaldo de Mirabaud y de haber podido prepararnos tranquilamente para esta regata oceánica. Terminamos en tercera posición en la última Barcelona World Race y esperamos finalizar al menos al mismo nivel en esta nueva edición. Tengo muchas ganas de salir y estoy encantado, ya que siento que estamos perfectamente preparados. Contamos con un barco excelente y hemos puesto todo nuestro esfuerzo en este proyecto”.
Gracias al apoyo de Mirabaud, Dominique Wavre y Michèle Paret han podido llevar a cabo un importante programa de mejoras en su velero. Se ha reemplazado la cabeza de la quilla y se han implantado numerosas modificaciones con el fin de mejorar el equilibrio y, por tanto, el rendimiento del velero. Se ha diseñado una mesa de cartas nueva a la vez que se ha instalado un motor más ligero.
Sólo queda embarcar el avituallamiento para pasar tres meses en alta mar y reglar los últimos detalles antes de soltar amarras para una vuelta al mundo que se prevé apasionante.
Tras el desembarco del Mirabaud en España en noviembre de 2009, el patrocinio del Mirabaud en la Barcelona World Race es una prueba más del compromiso del Mirabaud con España. “A lo largo de los años, Mirabaud ha adquirido una dimensión internacional y ha implantado su marca en los cuatro continentes. A bordo del Mirabaud Dominique nos permitirá superar una etapa y nos aportará el granito de sal y esta nueva dimensión que consolidará nuestro apoyo al mundo de la vela. En estos últimos años Mirabaud se ha beneficiado de un crecimiento constante, lo que nos ha permitido abrir filiales en diversos países, entre ellos España, desde donde saldrá la Barcelona World Race el 31 de diciembre. Era lógico que nuestras ambiciones deportivas tomaran una cierta amplitud, hasta abarcar de forma simbólica la vuelta al mundo”, afirmó Antonio Palma.
Con su experimentado equipo de especialistas en Barcelona, Madrid y Valencia, Mirabaud es capaz de implantar en España la misma calidad de servicio y rendimientos plenamente optimizados y de establecer la mismas relaciones personalizadas que el resto de las principales plazas financieras mundiales. En España, Mirabaud desarrolla servicios de banca privada, gestión de activos e intermediación.
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Saludos y buenos vientos
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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