Emoción, diversión, competición en el mar y buen viento.
La bahía de Cannes proporcionó los ingredientes necesarios para la gran final de la 35ª edición de las Régates Royales – Trofeo Panerai. La última jornada estuvo muy reñida y fue crucial para conocer al ganador en muchas de las clases participantes. Tras una larga semana de pruebas, la consistencia de algunas unidades se vió recompensada al final, como en el caso de Moonbeam de Fife III, vencedor en la clase Big Boats, o de EA, ganador de los Clásicos. Mientras, en otras clases la clasificación daba un giro justo al final de la regata, como en la clase Dragón, donde el patrón británico Gavia Wilkinson-Cox a bordo de Jerboa lograba batir a los dos equipos rusos gracias a la victoria en la última prueba. La ceremonia de entrega de trofeos clausuró una de las mejores ediciones de las Régates, llena de emoción en el agua y eventos sociales en tierra.
La última jornada de las Régates Royales de Cannes, celebrada ayer sábado, fue clave para conocer a los ganadores de este año en algunas de las clases, pero no en la Big Boats donde Moonbeam de Fife III finalizó con una amplia ventaja sobre Moonbeam IV y Mariska. “El campo de regatas no era el idóneo para nosotros este año pero nos las hemos arreglado gracias a una buena táctica, buena navegación y un excelente timonel. Incluso los días de poco viento logramos mantener a nuestros adversarios a distancia y sumar algunas victorias. Estamos muy satisfechos, ganar aquí en Cannes tiene un significado especial para nosotros porque el nivel siempre es muy alto”, señalaba Erwan Noblet, patrón de Moonbeam III.
Entre los Áuricos de Época, Chinook de Graham Walker tuvo que pelear hasta la última prueba para lograr la victoria en su debut en las Régates Royales, distanciándose de Oriole y Eva, que finalizaron en segunda y tercera posición, respectivamente.
Por su parte, la embarcación italiana EA mantuvo con facilidad su liderazgo sobre Arcadia y Sagittarius en la categoría Clásicos. Del mismo modo, en la categoría Época Marconi de más de 15 metros de eslora la victoria fue para Skylark de 1937, completando el podio Leonore y Rowdy. El oro en la clase Espíritu de Tradición fue para Catleya, siendo la plata para Freya 2003 y el bronce para Savannah.
El famoso arquitecto argentino German Frers fue el patrón de Sonny, un cúter de 1935 diseñado por su padre que firmó su debut este año en las Régates Royales. Tras una semana de dura lucha contra Vagabundo y Sirius II, fue éste último el vencedor en la clase Época Marconi de menos de 15 metros, quedando Sonny en segunda posición. Pero el honor de la familia Frers quedó a salvo, ya que Vagabundo es también un diseño de Frers Sr. y hacerse con dos de los tres puestos del podio es también un buen resultado. “Entre las embarcaciones que han competido aquí en Cannes, yo diseñé Il Moro di Venezia, y tanto Sonny como Vagabundo fueron creaciones de mi padre. Podríamos llamarlo una “flota familiar”, comentaba Frers. “Es muy emocionante navegar aquí ya que yo crecí fascinado por estas embarcaciones. Estoy muy contento de que haya una especie de resurgimiento de los barcos clásicos, es muy importante restaurarlos, conservarlos y enseñarlos al mundo. Y es alucinante verlos navegar. A los diseñadores como yo nos pueden enseñar a crear barcos modernos inspirándonos en los clásicos: estilizados, elegantes y armoniosos. Podemos aprender mucho de estos barcos”.
La reina de los Dragones.
Gracias a las dos brillantes últimas pruebas el patrón británico Gavia Wilkinson-Cox a bordo de Jerboa logró ganar la edición de 2013 de las Régates Royales en la clase Dragón, seguido de las tripulaciones rusas de Integrity y Annapurna.
Slim de Antoine Pecheur fue el vencedor de los Requin seguido de Daniela con Roger Quenet a la caña y con Johnny III de Aubrey Finburgh completando el podio. Entre los Broad One Design el vencedor fue Marsh Harrier de James Tubbys, seguido de Guillemot de Stuart Rix y con Puffin de Philip Harstson en tercer puesto.
Un balance muy positivo.
“Este año las condiciones meteorológicas han sido magníficas y nos dado la oportunidad de celebrar una gran regata con al menos una prueba al día. El ambiente ha sido muy bueno y el village estaba lleno después de las regatas, eso sin contar el éxito de la velada Panerai. Queremos agradecer a todos los que con su trabajo ha contribuido al éxito de este evento. Sin ellos las Régates Royales no serían posible. El Yacht Club de Cannes ha trabajado muy duro para ofrecer a los participantes lo que merecen y esperamos poder acoger una flota aún mayor en 2014” comentaba satisfecho Jacques Flori, presidente del Yacht Club de Cannes durante la ceremonia de clausura.
Gérard Pascalini, director general de las Régates Royales señalaba que “a diferencia del año pasado, hemos tenido mucha suerte en lo que respecta a las condiciones de navegación. La brisa fue excelente en las dos primeras jornadas y el resto de la semana no hemos bajado de los 10 nudos. Este año nos hemos centrado en celebrar nuestro 35º aniversario con más actividades en el village abiertas al público. Como siempre, los voluntarios han contribuido enormemente al éxito de esta regata y han sido un ejemplo de profesionalidad tanto en tierra como en el mar. También me gustaría expresar mi agradecimiento a los exhibidores y sponsors, ¡nos vemos el año que viene!”
Durante la ceremonia de entrega de trofeos, la revista francesa Bateaux, que es uno de los medios colaboradores de este evento, entregó cuatro premios especiales:
Patrimonio: a Sagittarius por la larga relación que mantiene la familia Lafitte con el barco.
Pasión: a Yves Laurent de Nin por la pasión que ha mostrado siempre hacia esta embarcación centenaria.
Elegancia: a Oiseau de Feu, incluido en la lista de patrimonio nacional y el primer 12IM construido para competir en regatas oceánicas.
Saludos y buenos vientos
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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