Los asturianos Merediz y Palacio botan su barco para la Barcelona World Race.
El barco del equipo Pasión de Vuelta, que pretende participar en la próxima edición de la Barcelona World Race, da hoy un paso adelante en este objetivo. En Alicante botará al mar el barco con el que los asturianos Juan Merediz y Fran Palacio quieren afrontar esta aventura.
Los regatistas gijoneses trabajan desde hace mes y medio en acondicionar el barco, que no es otro que con el que Patxi Rivero participó en la primera edición de esta misma prueba con el patrocinio de Mutua Madrileña. «El barco no es nuevo pero está en perfectas condiciones», asegura Merediz, «estos barcos son como un fórmula 1, ahora lo tenemos totalmente desmontado, prácticamente pieza por pieza la quilla está por un lado, los mástiles por otro. Estamos comprobando cada una de las piezas para saber cómo están».
Durante los próximos días harán una serie de pruebas por las inmediaciones del puerto de Alicante y aproximadamente en diez días pondrán rumbo a Gijón. «Dependiendo de las condiciones climatológicas tardaremos cinco o seis días», indica. Una vez en Asturias seguirán las pruebas y el acondicionamiento del barco y también será el momento de «anunciar los primeros patrocinadores». Este proyecto cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Gijón pero el equipo que encabezan Merediz y Palacio necesita cubrir un presupuesto muy elevado para poder afrontar una vuelta al mundo sin escalas, algo que sólo está al alcance de los mejores navegantes.
El intento de participar en la próxima Barcelona World Race, que arrancará a finales del 2010, se inició con Ángela Pumariega como pareja de Juan Merediz, pero la olímpica no vio claro el proyecto y causó baja en el mismo, momento en el que Fran Palacio tomó su relevo.
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Saludos y buenos vientos
El viernes 14 de junio de 1968 salió de Falmouth el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
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